martes, 25 de diciembre de 2012

ADIÓS A FEVE

En el año de creación de FEVE, 1.965, la nueva compañía contaba con más de 2.000 kilómetros de líneas, a los que a lo largo de la década siguiente se irían sumando otros ferrocarriles que se encontraban en dificultades económicas. Mientras esto ocurría, también comenzaban a producirse las primeras clausuras. A lo largo de su historia formaron parte de FEVE, en un momento u otro, 36 compañías ferroviarias repartidas a lo largo de 13 comunidades autónomas. Y es que, aunque hoy en día la imagen de FEVE se asocia a las líneas que recorren la costa del Cantábrico y el norte de Castilla y León, en sus inicios y hasta mediados de la década de los años 90, FEVE estuvo presente en puntos tan distantes entre sí como Ferrol, Madrid, Cartagena o Palma de Mallorca, por citar algunos ejemplos.



Pero no sólo la diversidad geográfica fue una característica de FEVE en sus inicios, ya que en los 36 ferrocarriles que formaron parte de la empresa estatal, podemos encontrar una gran variedad en cuanto a la longitud de sus redes, anchos de vía, material móvil, volumen de tráfico, etc.
Desde el diminuto ancho de vía de 750 mm del tranvía de Granada a Sierra Nevada o del ferrocarril de Gerona a San Feliu de Guixols, al ancho estándar de 1.435 mm del Ferrocarril de Langreo, donde además circulaban enormes locomotoras adquiridas de segunda mano en Estados Unidos, reflejan la complejidad a la que tuvo que enfrentarse FEVE a lo largo de su historia.
Cinco anchos de vía diferentes dificultaron su explotación, al impedir el intercambio de material entre las diferentes líneas, algo que fue solucionándose unas veces por el cierre de algunos de estos ferrocarriles o por el cambio de ancho, como en el caso de los Ferrocarriles de Mallorca, Ferrocarril de Langreo y el Ferrocarril de Cartagena a los Nietos, que pasaron a adoptar el ancho de 1.000 mm, el más extendido.
Puede considerarse como la columna vertebral de la empresa a la línea que forman las compañías de vía métrica que recorren la costa del Cantábrico a la que se sumó el ferrocarril de la Robla. Ya en la época de las compañías privadas, existía colaboración entre las diferentes empresas que se veía reflejada, por ejemplo, en la existencia de trenes directos de viajeros que recorrían las vías de varios ferrocarriles.
Este grupo de líneas adquirió una importancia creciente cuando, con la llegada de la democracia, se produce la creación de las empresas ferroviarias autonómicas y comenzaron a producirse las transferencias de las redes de estas comunidades a los recién creados Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya o Euskotren a finales de la década de los 70. En 1.986 se crea FGV con las líneas de Alicante y Valencia y, por último, en 1.993 se transfieren los ferrocarriles mallorquines, creándose SFM.
En los primeros años de la década de los 80, se producirá la gran modernización de las líneas que aún formaban parte de FEVE: se adquiere nuevo material rodante y comienzan las renovaciones de vía, refuerzo de puentes, electrificación de aquellos trayectos en los que se prestaban servicios de cercanías o la introducción del Control de Tráfico Centralizado, entre otroas mejoras.
Durante los años 90 continúa la modernización de la red, con el aumento de las electrificaciones, en especial en las redes de Asturias y País Vasco, donde casi todas las líneas con servicio de cercanías se encuentran electrificadas a final de la década, así como el inicio de varias duplicaciones de vía en aquellos tramos con tráfico más intenso. Una de las razones del aumento del tráfico es el incremento del movimiento de mercancías, con la apertura de apartaderos específicos que permiten captar tráficos como el de productos siderúrgicos que recorren las líneas de FEVE entre Asturias y el País Vasco. En 1.994 se realiza la transferencia de la red de los antiguos Ferrocarriles de Mallorca a la nueva empresa autonómica Serveis Ferroviaris de Mallorca, pero es también a principios de esta década cuando se produce la suspensión del tráfico de viajeros en el tramo Guardo-Balmaseda del Ferrocarril de la Robla que, afortunadamente, fue reabierto a todo tipo de tráfico en el año 2.003.
Actualmente FEVE cuenta con una red de casi 1.200 kilómetros, con 82 estaciones, sobre los que se prestan servicios de cercanías en Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Castilla y León y Murcia. Los trenes regionales recorren toda la cornisa cantábrica y la línea León-Bilbao, trayectos sobre los que también circulan los trenes de mercancías. El mantenimiento y reparación del material rodante se lleva a cabo, fundamentalmente, en los talleres del Berrón, Santander, Balmaseda y Cistierna, a los que se suman otros talleres auxiliares como los de El Ferrol o Candás.
Al término de este año 2.012, está prevista la integración de FEVE en sus dos "hermanas mayores", RENFE y ADIF. Han transcurrido 47 años desde la creación de la compañía, que heredó unos ferrocarriles que se encontraban, en su mayoría, en unas condiciones muy precarias, tanto es así que muchos no consiguieron sobrevivir. Los que se mantuvieron en servicio forman hoy una red equiparable a cualquier ferrocarril moderno, con el aliciente de que permiten recorrer algunos  de los paisajes más bellos de Europa de la mejor manera posible: en tren. Hasta siempre FEVE.

 

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