martes, 1 de enero de 2013

MODELISMO FERROVIARIO. MODOS DE OPERACIÓN

Una vez consultados los catálogos de los fabricantes, el que se inicia en el modelismo ferroviario estará impaciente por empezar, y suele ocurrir que todos los consejos de conservar la paciencia y meditar mucho antes de tomar decisiones en cuanto a adquisiones, se estrellan ante el deseo de ver correr un tren por la vía.
Nosotros somos los últimos en intentar disuadir al aficionado de su deseo, siempre que se haya decidido finalmente en cuanto a la escala. Hoy en día, para la mayoría de los aficionados no existen más que dos escalas con una cierta abundancia de oferta: HO y N.
                      
La elección final depende del espacio disponible y nuestra meta en cuanto a qué vamos a dedicar nuestras preferencias. Si es únicamente ver correr nuestros trenes sin hacerlos nosotros mismos y tenemos un espacio realmente limitado, entonces nuestra mejor opción es la escala N, para la cual existe abundante material en el comercio a precios razonables. Recuerde que ocupa la cuarta parte de la superficie de la escala HO al ser de la mitad de tamaño. Si hacemos una maqueta de dos metros por uno en escala N, equivale a una de cuatro metros por dos en escala HO.
Claro está que los que prefieren HO pueden solucionar el problema del espacio en gran medida, haciendo su ferrocarril en alguna de las formas que iremos exponiendo a lo largo de esta sección, por ejemplo, adosado a las paredes o en módulos. Ahora bien, el mayor argumento en favor de la escala HO es la posibilidad de construir locomotoras y demás material rodante por medio de kits o de manera artesanal, lo que es sumamente difícil en una escala de 1:160 como es la N. Incluso la construcción de señales, lámparas y hasta edificios es muy complicada en N, y también lo es, a menudo, en HO.
Suponiendo que la decisión en cuanto a escala está ya tomada, es importante considerar lo que nos conviene comprar para ir haciendo nuestros primeros ensayos con los trenes y adquirir práctica para luego ir avanzando en conocimientos y destreza. Es aconsejable comprar materiales que nos sirvan más adelante, tanto en cuanto a vías como a material rodante. Es probable que no hayamos tomado ninguna decisión definitiva sobre qué clase de ferrocarril queremos poseer, ni que tengamos definido un tráfico, época, compañía o país, incluso que hayamos decidido seguir nuestro capricho y comprar a nuestro antojo locomotoras, coches y vagones que nunca se vieron juntos en la realidad.
Habrá más de un aficionado avezado que aquí pondrá cara de susto, pero tenemos que respetar los gustos, y los caprichos de cada uno, y no únicamente predicar a los convencidos.
Así que si algunos quieren hacer colecciones dispares para la vitrina y luego las ponen en marcha según su parecer personal, pues entonces adelante, lo que se trata es de divertirnos, no de ponernos pesados y pedantes, que como en todas las aficiones los hay.
Pero ésto supone un bolsillo bastante repleto, y no es éste el caso de la mayoría que necesitan obtener compensaciones por su dinero. Podríamos imitar en algo las explotaciones ferroviarias de verdad. El primer material móvil es el parque de máquinas y vagones de los contratistas que, a veces, se quedaba la administración del ferrocarril para su departamento de Vías y Obras. Esto nos da una pista para nuestras primeras adquisiciones que luego valdrán más adelante, cuando nuestro ferrocarril se abra al tráfico, por lo menos en parte, igual que el ferrocarril de la realidad.
 
 

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