Primero iremos apuntando las múltiples posibilidades que puede ofrecer un piso o estudio de tamaño reducido: plegable contra la pared, colgado del techo, fijo contra una o más paredes, totalmente portátil o transportable, sobre un aparador o mueble similar, sobre una mesa hecha exprofeso o mediante una combinación de dos o más modalidades.
En resumen, existen diversos sitios donde elegir: todos menos uno donde NUNCA hay que construir un ferrocarril en miniatura dentro de una habitación, en el suelo. Esto entrañaría dos peligros: uno el evidente de quedarnos sin ferrocarril por pisotones y patadas; y otro no menos peligroso: que el niño exija jugar con el nuestro. Por lo tanto, vamos a examinar brevemente tamaños realistas para las diferentes posibilidades de colocar nuestro tren.
a) Plegable contra la pared
Para los que realmente tienen poco espacio, el ferrocarril plegable contra una pared es una solución muy bonita: cuando no se está usando ocupa poco espacio, únicamente su espesor, que puede reducirse a algo menos de 30 centímetros. La limitación esencial no es el tamaño de la habitación, sino el peso del artefacto para subirlo y bajarlo, a no ser que se utilice un mecanismo de cama plegabel. Emplear un mueble de este tipo para montar nuestro ferrocarril, sobre todo para las escalas más pequeñas como la N, es factible.
Dejando de lado la posibilidad de utilizar un armario de cama plegable, que supondría la adquisición de los demás elementos para completar la habitación, examinaremos las posibilidades de una base que pudiéramos denominar de puente levadizo.
Por cuestiones de peso, la superficie difícilmente podría tener más de 1,75 por 1,25 metros, si la base no posee pozo o hueco para operar el ferrocarril, o hasta 2,4 por 1,5 metros si lo tiene. Si la habitación es de techo más bien alto, pudiera hacerse una base con hueco en el centro, de un máximo de 2,5 por 1,7 metros. Esta última medida supone una altura del techo de alrededor de 2,7 metros para que la base tenga el deseado metro de altura desde el suelo al estar colocada en situación de manejo. Cuidando detalles de construcción se podría conseguir un peso total de 30 kilogramos, que habría que subir y bajar cada vez.
En escala HO o EM, una base de 1,5 ó 1,7 metros, por su parte más estrecha, supone curvas de radio mínimo de unos 45 cm, equivalente a una curva de 400 metros en la realidad, que no está nada mal. Esto nos permite utilizar tanto vías rígidas como flexibles, lo que es preferible, aunque quizás más complicado para el principiante.
Otra ventaja de este tipo de ferrocarril plegable, aparte de ocupar muy poco espacio cuando está guardado, es que la parte que se ve al estar levantado, puede ser decorada o barnizada para armonizar con los muebles. Debajo puede acoplarse una cómoda o unas estanterías para libros.
b) Colgado del techo
¿Cuál es el sitio más libre de obstáculos en una habitación? Normalmente, el techo, lugar donde pocos instalan su ferrocarril, pero que bien montado posee sus ventajas para los que disponen de poco sitio para una instalación permanente, pero que tienen un comedor o salón-comedor con una mesa adecuada que puede servir de apoyo para un ferrocarril que descienda de las alturas. Lo mismo puede decirse de un garaje o un espacio similar, aunque las dimensiones pueden ser mayores, siempre que se cuiden los apoyos que en este caso habrá que dotar a la base del ferrocarril.
Una mesa corriente de comedor para sentar a seis u ocho personas suele medir 2 por 1,3 metros, así que nuestro ferrocarril podría tener unas dimensiones algo superiores, adecuado para escala HO y estupendo para escala N. Una ventaja de este sistema es que el material rodante puede quedar sobre las vías y alzarlo no requiere esfuerzo si está bien montado.
c) Fijo contra una o más paredes
Una de las formas más frecuentes, sobre todo para dormitorios. Es ideal para gente joven o para un dormitorio de invitados de uso ocasional. Ahora bien, una cosa debemos tener en cuenta: habrá que tener cuidado de poner nuestra instalación a una altura del suelo compatible con las ventanas si éstas se abren hacia dentro.
Otro aspecto bastante importante es no olvidar de resguardar las locomotoras cuando no se está operando el ferrocarril. La pelusa de manta en los delicados mecanismos de las locomotoras y demás material rodante causa estragos, sobre todo en escalas pequeñas como la N.
Una ventaja de este tipo de instalación es que es permamente, sin usurpar un espacio que se necesita para otro uso. Además, es interesante convertir casi todos los espacios debajo del ferrocarril en armarios y estanterías útiles para ropa y libros, además de algunos cajones y estanterías para materiales, herramientas, etc. Si no se adaptan los espacios con sus puertas , cajones, etc, se convertirá en un nido de polvo. Tampoco valen las cortinas, salvo que se empleen durante la construcción como medio rápido de ocultar la obra.
Un esquema sencillo para estas instalaciones son los circuitos en "L", o sea, por dos lados de un dormitorio o sala de estar. Al final de un lado de la "L" se podría acoplar un haz de vías para amañar un tráfico ficticio. Esto recibe el nombre en inglés de "fiddle yard". En posteriores entregas de esta sección haremos una descripción de cómo se construye y cómo se maneja. A modo de resumen podemos decir que este haz de vías funciona como un puente giratorio o placa sectorial, que nos permite simular el resto de una red ferroviaria que no podemos aspirar a tener por falta de material, de espacio y de presupuesto. A medida que ampliamos la parte visible de nuestro ferrocarril podremos colocar el "fiddle yard" al final para seguir representando el resto de la red.
Aunque hemos dicho que esta forma de organizar nuestro ferrocarril es ideal para un dormitorio, se podrá acomodar igualmente en una sala de estar. En este caso, habrá que dotar el tablero de una tapa para ocultarlo cuando no se use, en parte para poder colocar ornamentos encima y en parte para protegerlo de las manazas no autorizadas.
Algunos creen que en ausencia de niños pequeños y siempre y cuando el ferrocarril esté bien acabado y presentable se puede dejar a la vista. Cada cual conocerá sus circunstacias personales. No hay que olvidar otro peligro muy serio que afecta igualmente a todos los ferrocarriles sin tapar: el polvo. Además, la limpieza de nuestra instalación debe quedar siempre en nuestras manos, no permitiendo bajo ninguna circunstancia que manos "inexpertas" toquen nuestro trabajo.
Otra ventaja del ferrocarril adosado a las paredes es que puede conseguirse un recorrido bastante largo, incluso en las pequeñas casas modernas. Incluso con un puente levadizo podemos recorrer los cuatro lados de la habitación, teniendo cuidado de no quedarse encerrado en ésta por estar bloqueada la puerta.
Un ferrocarril es muy estrecho en relación con su longitud y esa sensación se consigue muy bien con una línea en terraplén por la pared. Una vía única tiene una anchura total de sólo 50 mm en HO, que contrasta con los 300 mm de una estantería para libros o los 500 mm para una cómoda con cajones, así que este tipo de instalación ocupa muy poco sitio.
Cuando uno considera que muy pocas casas vienen con suficientes armarios y estanterías, el coste de adquirirlos está compensado por su utilidad para el hogar.
Lo que es totalmente contraproducente es no poner nada debajo, porque pronto se llenaría de trastos, lo que representaría un grave problema doméstico. Tampoco son recomendables las cortinas, que pronto se vuelven polvorientas y desteñidas.
Como en los demás casos, recomendamos una altura mínima del orden del metro del suelo. Es suficientemente alto para no tener que agacharse excesivamente y la vista que ofrece nuestro ferrocarril desde una silla es la que vemos desde un andén de una estación dándonos una sensación de distancia que la vista de pájaro no nos puede brindar. Esa altura es también la más indicada para pasar por debajo y llevar a cabo arreglos y modificaciones por debajo del tablero.
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